Milagro Sala presa: amenazas en ciernes
“Es que estamos aprendiendo…”.
Hernán Lombardi, Secretario de Medios
en diálogo con Mirta Legrand.
Milagro Sala en la cárcel supera los peores pronósticos para
los primeros 100 días del gobierno que asumió el 10 de diciembre. Y solo van
45. No es un buen anuncio para el futuro del diálogo de las autoridades con los
sectores populares. Muestra la actitud de desprecio que los nuevos funcionarios
tienen hacia los dirigentes surgidos durante el período K, y al mismo tiempo la
incapacidad para superarlos en el diálogo político o la acción. En este caso
han recurrido a la vía judicial: el Gobernador Gerardo Morales informó que fue
detenida “por acumulación de causas”, figura que nunca había escuchado como
delito penal que mereciese barrotes. Aunque no soy bueno en aritmética, llegué
a concluir que diez causas pueden llevar a una ciudadana a la cárcel, mientras sesenta
no impiden a otro ciudadano desempeñar un alto cargo en la gestión pública, e
inclusive aplaudir –si no disponer- la sanción aplicada a la primera.
La pregunta es por qué fue elegida esta dirigente para abrir
la lista de presos políticos. Aquí también se acumulan las causas posibles: comer
una pieza opositora y desarticular una organización y un movimiento social; en
Jujuy, la única provincia del NOA donde gobierna Cambiemos; las señales que de
allí surgen son varias, y las resumo en alerta amarillo para la acción social y
política de este y los años que vienen. La decisión contiene un marco disciplinador
de la iniciativa de las organizaciones sociales, al revés de lo que promete
para los sectores empresarios. En cualquier caso es preocupante, porque la
limitación de los horizontes de grupos e individuos es un retroceso directo a
tiempos ya conocidos.
Milagro es la víctima propiciatoria, juzgada y condenada por
los medios que ya sabemos, omitida su obra, su logro personal y colectivo, y el
liderazgo obtenido mediante entrega total y capacidad organizativa. El objetivo
es la Tupac-Amaru, su creación, una ONG singular, compuesta por más de 600
grupos cooperativos en Quebrada de Humahuaca y Puna, con poblaciones expoliadas
desde la conquista. En ese escenario de los márgenes Sala concibió y lleva
adelante un ambicioso proyecto de empoderamiento social –organizativo,
económico, político- en una zona huérfana, no solo de proyectos, sino también
de respeto y confianza, cualidades que el Estado no siempre sabe suscitar. Se
apoya en una cultura de larga historia (aymara-quechua) y en reglas de
reciprocidad personal y comunal.
Tuvo apoyo gubernamental durante los períodos de Néstor y
Cristina, que entre otras cosas se tradujo en la distribución de planes
sociales en su área de influencia. Sin duda fueron centrales para su ambicioso
programa de redistribución-participación. La vivienda social fue uno de sus
objetivos. Para producir todos los componentes de las viviendas se crearon
fábricas de bloques, carpintería metálica y núcleos húmedos, lo que requirió
capacitar a cientos de personas para oficios que no habían desempeñado antes.
Entre otras obras, se construyó el barrio “Tupac Amaru” –apodado
“El Cantry” en irónico spanglish- complejo
residencial de original diseño, acompañada por una monumental obra que
reproduce la Puerta del Sol de Tiwanaku. Según la fuente que consulté, las
viviendas costaron la mitad de las fabricadas por el Estado, y se construían en
un cuarto del tiempo.[1]
Esto habla de una organización compleja y solidaria, que utiliza la ayuda mutua
y se basa en un mando centralizado con severa autoridad, por añadidura en manos
de una mujer. Todos estos rasgos son propios de la cultura andina.
Los “estados”
Pero estos días la mujer que conduce este emprendimiento está
presa, y en muchas ciudades se protesta en las calles exigiendo su libertad. ¿Y
quién es Milagro Sala? La prensa ahora oficial que aprueba su detención ya hace
tiempo que viene demoliendo su imagen, presentando los que entiende como sus
peores rasgos. “Ha creado un estado dentro del Estado”, acuñó hace un tiempo un
tribuno mediático (Jorge Lanata) y la frase se repite a coro. Sin
embargo, si una ONG logra realizar obra que el estado, provincial o nacional,
no podía de modo alguno realizar, porque no cabía en su cabeza, que está presa
por las reglas del mercado, ¿cuál es el problema? Más aún, muchos grupos
trabajan hoy en las grietas del capitalismo y las zonas de vacío que deja el
Estado, y están haciendo avances innovadores en la economía social. En los
proyectos agrarios se defienden las economías familiares y las prácticas que
favorecen la autonomía de las economías campesinas, expoliadas por los
intermediarios y debilitadas por las migraciones estacionales. Entonces, un
proyecto que fortalece el tejido comunitario, las redes asociativas tradicionales,
el aprendizaje de oficios y la valoración de la propia historia, es un logro.
¿Estado dentro del Estado? Si de eso se trata, a pocos
kilómetros de San Salvador de Jujuy se encuentra el enclave Ledesma, a quien
muy bien podría aplicarse la denominación. Pero no, ni hablar. Es solo un gran
polo agroindustrial, un conjunto de empresas dedicadas a diversos rubros –azúcar,
alcohol y combustibles, papel, etc.- con sólidas redes comerciales y familiares
vinculados a la llamada aristocracia y los grupos empresariales más poderosos:
cotiza en la Bolsa de Valores. Pero sí se puede hablar del Estado de Milagro
Sala. Digamos de paso que a lo largo del último siglo, hasta que se mecanizaron
las cosechas, muchos de sus pobladores bajaron a las zafras del Estado de
Ledesma, y quizá lo siguen haciendo en otras actividades. De modo que el
aumento del empleo y el ingreso en el primer Estado, disminuirá el flujo de
fuerza de trabajo barata en el segundo. Esta es otra razón para tampoco hablar
de eso, pero permite imaginar las consecuencias sociales, económicas y
políticas que puede generar un proceso de desarrollo local sobre las tramas de
control de la fuerza de trabajo existentes en la región.
El mito andino
Pero creo que es otro el verdadero problema, del que no se
habla porque está oculto, oculto en las palabras, aunque tan a la vista como la
carta robada en el cuento de Poe. Tupac Amaru -Serpiente Resplandeciente - remite a un mito
andino y también a un líder de la resistencia y la revolución a fines del siglo
XVIII, cuya tarea prosiguieron otros miembros de su familia en sucesivos
levantamientos, uno de ellos con centro en la ciudad de Tungasuka. Más cercana en
tiempo y región está la presencia de los Tupamaros, con lo que el milenarismo
se suma a los movimientos revolucionarios de los 60 y 70. Un precursor de este
pensamiento en Santiago del Estero fue Francisco René Santucho, que junto con
su hermano Roberto impulsó el Frente Revolucionario Indoamericano Popular
(FRIP), y en sus artículos en la revista Dimensión (1956-62) sostenía que la
condición del indio, en tanto legado y cultura, estaban
vivos y eran indispensables para pensar en un proyecto verdaderamente nacional.
El mito reaparece y no se sabe bien qué hacer con él, lo
mismo que con las yararás que llevan los camalotes a la costa del río de la
Plata. Pero no intranquilizarse: Ambrosetti y Cortazar interpretan la figura de
la serpiente como guardiana del pasado, pues habita en los enterratorios y lugares
sagrados; por eso se supone que su imagen está presente en el diseño de las urnas
funerarias, y aún de la alfarería utilitaria. Traducido al presente, el mensaje
de la serpiente nos recuerda la multiculturalidad fundante de Argentina, que más
tarde otros lavaron, para luego grabar a fuego la idea de que el país es una
sucursal blanca de Europa en América. Ahora es necesario volver
al punto con el que comenzamos la nota.
Palabras que ya no se usan
Miremos al gobierno que ha tomado esta medida: más allá de
sonrisas y promesas de felicidad, hay una sólida monocromía de afiliación
territorial, empresaria y de clase. Las declaraciones públicas, la entrelínea y
las acciones dejan verlo: el país es una empresa –no hace falta aclarar que
capitalista- nacional e internacional, con filiales en las economías
regionales. Antes que en una ecuación política, el problema se resuelve en una
matriz de insumo-producto y otra de costo-beneficio. No quiero usar
‘porteñidad’ ni ‘oligarquía’, y menos aún ‘racismo’, palabras pasadas de moda
que no admite el lenguaje políticamente correcto. Pero estas antigüedades me
vienen a la mente, y entre todas arrojan un tufillo característico que el
olfato del norte reconoce bien.
Unos días antes de asumir como ministro, Alfonso Pratt Gay expresó
su deseo: que no hubiese más presidentes de las provincias, que podían venir “hasta de Santiago del Estero”, ejemplificando algo así como lo peor.
Aún está a tiempo de pedir disculpas, y nosotros de agradecerle ese lapsus visceral,
porque contiene la marca de fábrica de una forma de hegemonía y una cultura de
superioridad-subordinación de larga presencia en la historia nacional. Aunque
se trata de una ficción consentida, emitida y autolegitimada por Buenos Aires,
este anacronismo resucita y, como en otro tiempo, se vuelve contra el
“interior”, en su sentido lato de provincianía, otra palabra que ya no se usa.
Final con agradecimientos
Ahora
es más fácil comprender el caso. Por mujer, indígena y del norte más remoto,
pareció una presa ideal para iniciar un control de la frontera y eventualmente
tender un cerco ideológico: se ha cortado el vínculo con Bolivia y Venezuela,
así que la proximidad a Evo y la imagen del Ché que abundan en la gráfica
urbana del barrio Tupac-Amaru no se corresponden con este nuevo tiempo. Aunque Sala no se define como socialista, su
labor, basada en el trabajo comunitario, renuncia decididamente al concepto
capitalista.
Por
lo tanto hay muchas cosas que hacen ruido en el directorio. La reanudación de
las relaciones con Estados Unidos y los acuerdos anti-narco hacen prever el
aumento de la fuerza militar, quizá también la CIA, en todo el norte. Nada peor
entonces que una organización filo-socialista. Es prematuro decir que estamos
ante una cacería macartista, pero no que se trata de una agresión a los herederos
de los pueblos originarios y a la capacidad de desafiar las leyes del mercado.
Las
expresiones desdeñosas y condenatorias de la figura de Milagro Sala que han
usado el gobernador Morales y el presidente Macri merecen también comentario, pero lo dejaré para otro
momento. No quiero apresurarme en la evaluación de su desempeño, ya que aún
están aprendiendo. Y yo también, todos los días. Por ejemplo, aprendo de esta
nueva etapa Cambiante, que ha estimulado mis estados de ánimo, pasando de la
expectación al malestar, de la irritación al desánimo, habiéndome situado
últimamente en actitud de franco agradecimiento.
En
efecto, ha logrado sacarme de mis casillas y resucitado el nervio lírico que
conviene al combate. Sí, no nos asustemos ante la idea civilizada de que la
oposición tiene no solo que poner freno a los excesos del poder, sino también a
desactivarlos en sus fuentes. La democracia supone debates y conflictos, y
habrá que estar armados para ello. La doctrina de Sun-Tzu y Don Juan Matus es
buena para construir la paz, y su ignorancia para viceversa. Gesto cordial y
enseñante –ya que están aprendiendo- y actitud combatiente, sobre todo ante los
monopolios internos y la venta de país en el mercado de futuros.
Habrá
mucho que hacer ante la empresa de demoliciones, la supervisión las nuevas obras, y
sobre todo estar alerta ante el aparato ideológico neoliberal que amenaza
naturalizarse. Caso ejemplar de ocultación, deformación y construcción de verdad
a que nos expone la prensa hoy, es el de Milagro Sala y Tupac-Amaru. Apoyamos a
esta valerosa hermana y la organización que la acompaña, al tiempo que
agradecemos al gobierno nacional, que con su acto ha clarificado lo no dicho, y nos
da ocasión para defenderla.
Plaza del Maestro, 11 de marzo de 2016.