martes, 31 de marzo de 2020

El viaje interior


La cuarentena está cambiando nuestras costumbres, y lo seguirá haciendo. Dicen los que saben que después de esta pandemia el mundo no será el mismo. Nosotros tampoco lo seremos, y conviene que nos vayamos preparando para ese nuevo estado.
Esto requiere ejercitar músculos que hace tiempo no usábamos: el trigémino de la introspección, los bíceps de los proyectos, los abdominales del viaje en el tiempo.
Te contaré cómo aprendí a usarlos. Cuando tenía 9 años comencé a leer Selecciones del Reader´s Digest (esa “silva de varia lección”, como la llamó Jorge Luis Borges), donde leí la historia de Charles Atlas, un hombre de figura hercúlea que daba cursos de gimnasia y contaba su historia:
“Yo era un alfeñique humano, escuálido y enclenque; todos mis compañeros me superaban, y las chicas ni me miraban. Entonces decidí cambiar y comencé a hacer gimnasia en mi propia casa, sin aparato alguno, solo oponiendo mis propios músculos, mano contra mano, pierna contra pierna, logrando hacer de las contorsiones una fuente de energía. Así llegué a ser el que soy”.
Pues bien, este es el método que utilizo estos días para fortalecerme, o al menos mantenerme en forma. El viaje interior es uno de mis ejercicios preferidos. Consiste en ir hacia mi pasado y recorrerlo, ya en planeador, ya en globo, y en algunos casos hasta caminando.
Llevo un cuaderno en el que anoto todo lo que veo y me interesa recordar: momentos de familia, comidas, escuelas y colegios, juegos, ciudades que visité, animales con los que tuve trato, amores que viví, y desde luego tragos, desde el vino en bota que probé de niño hasta el daiquiri que me hace acordar de Manuel Vicens.
Cuando regreso parezco el mismo pero soy otro. Me he hecho cargo de mi pasado, con sus dolores y placeres, sus aciertos y sus errores. Y si clasifico mentalmente mis listas, ya tengo el índice de una posible autobiografía. ¿Qué te parece difícil? Pues bien, prueba y verás.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Vivir en casa


Esto propone la cuarentena en nuestro país durante estos meses. Lo bueno del Coronavirus es su capacidad para unirnos en una causa común que está por encima de banderías y divisiones: nuestra propia vida. Para eso tenemos que cuidarnos, y la exigencia de estar en casa me parece una de las mejores oportunidades que este problema nos ofrece. Para mostrar lo que podemos hacer en casa listé 22 actividades que tú podrás ampliar.
Dejo para otro momento una reflexión centrada en la casa y nuestra relación con ella. Ahora me detengo en su espacio, techado o no, y en sus muros divisorios si los tiene, y en todo lo que podemos hacer en ese mínimo pero inconmensurable territorio que llamamos hogar.
Desde ya que la vida social del grupo llamado familia tiene exigencias: actividad y descanso son las elementales; la primera supone recursos, almacén y gastronomía; la segunda un quehacer productivo, entretenido y creativo; en cuanto a la tercera, el lecho, es buen lugar para soñar y pensar en las anteriores.

22 Actividades posibles

Mantenimiento (2)

Alimentación
Comer constituye el primer mandamiento para mantenerse vivo. La decisión sobre la comida del día, hacer las compras y preparar la comida permiten la cooperación de todo el grupo doméstico.
Higiene y limpieza
Desde el lavado de vajilla y ropa al barrido de pisos esta actividad es tan indispensable como la anterior. Incluye el ordenamiento del propio cuarto y el baño.
Consumo (3)

Leer
Siempre necesaria, cobra especial importancia esta semana. Además de nuestra propia biblioteca podemos recurrir a los servicios de una biblioteca popular que presta libros a domicilio. Varias editoriales digitales han seleccionado libros que difunden gratis.
Escuchar radio
Informa y entretiene, y es compatible con muchas otras actividades. Seleccionar las emisoras y programas preferidos es una entretenida labor.
Ver televisión
Puede ser un magnífico entretenimiento, claro que muy absorbente. Por suerte mi televisor no funciona.
Creación (5)

Dibujar / pintar
Basta papel y lápiz, pudiéndose pasar a crayones y pasteles. La tela invita a los pinceles, el muro al mural, pues todas las paredes son pintables. Podemos recurrir a la acuarela, el óleo y el acrílico.
Escribir
Esta es una actividad que reclama poco esfuerzo al cuerpo pero mucho al pensamiento, cuyos músculos deben ser ejercitados. Relatos (causeries), cuento, novela, poesía, cartas y ensayos están a nuestro alcance.
Hacer música
Es muy recomendable para quien se orienta a este arte para el que basta un instrumento. Quien lo hace con una batería debe tener en cuenta a vecinos y horarios.
Cantar
Nadie sabe lo bien que podemos cantar cuando estamos solos.
Bailar
El cuerpo es extremadamente flexible y sensible a la música. Observemos cómo reacciona de modo diferente ante el baión, el cha-cha-cha o el rock. No es una novedad que podemos bailar solos/as.
Producción (3)

Huerta
La huerta es una actividad sencilla y a la vez compleja. Requiere buen suelo, semillas, riego y disciplina. Menta, albahaca y tomates pequeños son algunas posibilidades. No son pocos los que cultivan cannabis en el placard de un departamento.
Taller
No son pocas las personas que trabajan en su propia casa. Entre las que conozco hay carpinteros, herreros, imprenteros, modistas y laburantes de la PC en sus numerosas posibilidades.
Artesanía
El trabajo manual incluye tantas posibilidades que no podemos enumerar. Elaboración de papel, fabricación de títeres o construcción de barcos en botella están en la lista. Ofrece oportunidades para piezas decorativas o funcionales en madera, metal, cuero, fibras vegetales y tejido en lana.
Interacción (2)

Directa con compañera/o, hijos/as u otros convivientes.
Estar todo el día con los integrantes de la familia requiere también un ejercicio que fortalece los músculos llamados vínculos. Compartir, dialogar, discutir y comprenderse son algunas de sus posibilidades.
Mediática con familiares distantes y amigos/as a través de  teléfono, PC y redes
Cobra especial importancia estos días en que recuperamos contactos con personas que apreciamos, en lugares remotos o en nuestra propia ciudad.
Uno mismo (3)

Reflexión / meditación / oración
Ensimismarse es necesario para preguntarnos quién somos y adónde vamos. En cuanto a la oración, tenga o no un cuño religioso, sea para pedir, celebrar o alabar, nos permite acceder a la humildad y el silencio.  
Observación
Hay mucho para mirar a nuestro alrededor, ya que si bien no podemos ver el mundo, sí sus partes. Cielo, árboles, pájaros y hormigas son algunos de mis campos de observación que recomiendo, pues van de lo alto a lo bajo y sus alrededores.
Gimnasia
Para mantener el cuerpo en movimiento hay muchas posibilidades, desde los ejercicios metódicos hasta la bicicleta fija. Caminar es una actividad esencial que debemos practicar del modo que uno pueda.
Servicio (2)

Ayuda a otros/as
Podemos realizarla cualquiera sea nuestro estado o condición. No se mide por sus formas materiales (ej. dinero, comida, ropa) sino por el gesto generoso que la sustenta.
Integración de redes y grupos
La acción colectiva enriquece nuestra vocación, amplía nuestro saber, nos permite el ejercicio de la sociabilidad, el intercambio y la conciliación, así como amplía la eficacia de nuestro aporte, por pequeño que sea.
Estudio (2)

Por medio de plataformas
Esta modalidad está siendo implementada en distintos niveles educativos. Es una gran ayuda si no podemos asistir a clase en escuelas, colegios o universidades.
Personal con orientación
Tanto estudiantes como investigadores/as realizan una parte importante de su tarea en la propia casa. A más de la guía de tutores, maestros o directores de tesis debemos guiarnos a nosotros mismos y seguir el rumbo de las propias intuiciones.


jueves, 19 de marzo de 2020

Lo bueno del Coronavirus


Para estar a tono con la crónica y el tema del día me ocuparé del Coronavirus, que tantos problemas causa y se ha convertido en el eje del discurso mediático, y aun el cotidiano entre familiares, amigos y vecinos, con los que ahora mantenemos distancia.
1. Se trata de un momento social inédito por muchas razones. Una de ellas es la existencia de la prensa y las redes virtuales de comunicación, que no existían en 1871, cuando se produjo la primera epidemia de fiebre amarilla que afectó a la ciudad, seguida por otra y luego por el cólera. Me baso en los datos del Dr. Vicente Oddo en su “Historia de los médicos y la medicina en Santiago del Estero”.
Luego vino el asedio del paludismo, que también produjo endemia generalizada y muertes. Recordemos que lo afrontó el Dr. Antenor Álvarez con el saneamiento del actual Parque Aguirre, que entonces era una laguna poblada de mosquitos, mediante la plantación de eucaliptus, cuyas raíces son grandes absorbentes de agua.
¿Hubo otra enfermedad significativa en nuestra provincia y la región? Sí, fue el mal de Chagas-Mazza, contagiado por la vinchuca, que habitaba los ranchos de las familias rurales y de menores recursos.  Como afección de pobres, fue invisible hasta que la gestión del Dr. Ramón Carrillo en los años 40 y 50 del siglo pasado.
2. Ahora intentaré ver los aspectos positivos del Coronavirus, porque pienso que la pandemia no debe convertirse en un pandemónium. En primer lugar destaco su carácter democrático, pues no diferencia entre razas, etnias, nacionalidades y niveles sociales.
Luego destaco que defenderse de él, o prevenirlo, se ha convertido en una causa común, que supera las fronteras de clase, ideologías y mentalidades, que tan frecuentemente nos dividen. He aquí que el enemigo nos ha dado la oportunidad de unirnos, como nos sucedió a comienzos del siglo XIX cuando los pueblos americanos desafiamos el poder de la Corona española, lo que fue un aliciente para adquirir conciencia no solo de nuestras fuerzas sino también de las identidades nacionales y provinciales que nos sustentaban.
El obstáculo (la valla) estimula el salto para superarlo. En medio de una sociedad dividida por la política, el fútbol o las clases, el Coronavirus ofrece una posibilidad –que también es una exigencia- para pensarnos en conjunto.
3. El Coronavirus nos propone también un aislamiento productivo que adultos y niños debemos aprender. Artesanía, huerta y lectura se convierten ejes del “estar en casa” que nos reclama el momento.
Propongo aquí el contacto con la biblioteca popular más cercana a nuestra casa. Como integrante de una de ellas, la llamada Amalio Olmos Castro, te cuento que todas tenemos sistemas de préstamo de libros a domicilio
Por último, es un desafío para la imaginación y el día a día de nuestro cotidiano vivir. Aprovechémoslo pues para estimular nuestra capacidad de hacer en el arte de vivir, crear y aprender a saludarnos con el codo.