sábado, 18 de abril de 2020

La Autonomía en cuarentena

Celebramos este año el bicentenario de la Autonomía provincial, lograda en 1820. Y lo haremos en una circunstancia especialísima, como es la cuarentena dispuesta por la pandemia del COVID-19. La pregunta es ¿cómo lo haremos?
Aunque hasta hoy la cuarentena concluirá el domingo 26 de abril –justo un día antes de nuestro aniversario- todo indica que será prolongada un tiempo más, de modo que no podrán realizarse los encuentros presenciales que tendrían lugar en circunstancias normales. Tengamos en cuenta también que las escuelas están aún cerradas, y que se recomienda a la población no salir de sus casas.
Este escenario representa un desafío considerable para las autoridades del gobierno provincial, del mismo modo que para docentes en todos sus niveles, comunicadores y tod@s los que amamos la historia de nuestro pueblo, que aprovechamos las efemérides para revivirla y actualizarla.
Esto significa que no será posible hacer actos públicos –ni aun con tapabocas- en ministerios, municipios, escuelas, bibliotecas o plazas.  

Cabe entonces volver a la pregunta inicial: ¿cómo lo haremos?
No cabe duda de que tendremos que recurrir a los medios de comunicación clásicos –prensa, telefonía, radiofonía y televisión- en las nuevas formas que tanta importancia han cobrado estos meses, sustentados en la red virtual de Internet, que llegan a nuestra mirada a través de la PC, la tablet o el teléfono celular.
En efecto, por esta vía nos llegan, además de la palabra y la imagen de amigos y familiares, noticias que no pasaron por la criba de la prensa, artículos técnicos, voces críticas de movimientos y organizaciones sociales, revistas alternativas y hasta libros.
Aunque el bicentenario de la Autonomía ocupa un pequeñísimo segmento dentro de la gigantesca masa de información que allí se mueve, es de enorme importancia para la población de nuestra provincia, mucha de la cual reside en otras provincias y aun en otros países.
Está claro entonces que debemos prepararnos para tratarla, ya que nos ocupará los próximos meses.

Creo que la función que ese tratamiento debe desempeñar en lo inmediato es la de actuar de medio de enlace (y encuentro) con ese vasto público del que formamos parte, en el que podemos ser tanto lectores como escritores.
Sería bueno entonces que algunos sitios web –estatales o no- que asumieran esta tarea al menos en tres planos:
·         Identificación del material bibliográfico existente sobre la Autonomía y el lugar –físico o virtual- donde se lo puede encontrar.
·         Transcripción de los documentos principales acerca de la Autonomía, entre los cuales está el Acta del 27 de abril, cuyo texto completo no se encuentra en la web.
·         Colaboración con los y las docentes que tratarán el tema en el aula virtual, con las dificultades que supone utilizar este medio.
Este es justamente mi caso, ya que como muchos otros colegas tengo que aprender a utilizar el aula virtual, que requiere una plataforma y esta el acceso a Internet. Mientras aprendo a usarlos pienso en cuántos comprovincianos carecen de ellos, no solo en el recóndito interior sino también en nuestro barrio. 

Siguiendo las palabras del ministro de Educación Nicolás Trotta la formación a distancia es el medio para sostener la educación pública mientras las escuelas y colegios permanezcan cerrados. Con ese fin el ministerio nacional que dirige elabora cartillas para tres semanas de clase, que los docentes reenvían a los padres y las madres que asisten a sus hijos e hijas mientras dura la cuarentena.
No sé el lugar que ocupará la Autonomía santiagueña dentro de ese programa, si es que tiene alguno. Por lo tanto me pregunto qué hará, qué está haciendo el Ministerio de Educación de nuestra provincia, que de acuerdo a su condición de jurisdicción autónoma tiene el poder de decidir lo que contienen nuestros programas de estudio.
No dudo que está atendiendo el tema, de modo que esperamos su orientación y su palabra.
Entretanto, avancemos en la preparación de nuestra propia clase, que dentro o fuera del programa tendrá un lugar en nuestro horizonte educativo.

Ese será el momento de escuchar la palabra de los próceres de la Autonomía, conocer su trayectoria y los acontecimientos en que participaron con denodada entrega, valorando sus aciertos y errores y recuperando sus imágenes en medio de las difíciles circunstancias que afrontaron. Así sabremos que, si hoy estuvieran aquí, nos acompañarían en este difícil momento.

lunes, 6 de abril de 2020

¿Que te gustaría hacer si nacieras de nuevo?


Si logramos que el Coronavirus no nos mate, seremos sobrevivientes, así de simple. Nuestra vida, que hasta ayer nos parecía “natural”, tendrá entonces un valor especial, y será resultado de una conjunción de varios hechos fortuitos, el principal que no nos contagiamos, pero también las desconocidas manos del azar, el destino, o Dios si prefieres.
Si logro seguir vivo (toco madera) será como si naciera de nuevo. Apenas la imaginé, esta posibilidad me pareció deslumbrante y decidí ponerla en práctica. Aunque seguía siendo un adulto mayor, ahora tenía la posibilidad de dibujar un horizonte y elegir los senderos que él me proponía.
¿Qué haría, entonces? Primero me detendría en las pequeñas cosas, y entre ellas el perpetuo milagro de la vida. En las mañanas de otoño vería los girones de niebla entre los árboles. Aquí me detendría a observar la compleja trama de una telaraña, que tanto se asemeja a las redes de hoy. Allí vería un caracol en marcha, llevando al hombro su castillo y su armadura, como un caballero medieval.
Por las noches vería aparecer la luna en cualquiera de sus fases que tan bien reflejan las etapas de la vida: nueva, creciente, llena, menguante, para luego morir y renacer, mes a mes.
Ya en mi vida gregaria (que mantengo a pesar de la cuarentena) podría mirar con nuevos ojos (cataratas mediante) al Otro y la Otra que llegan a mi puerta. Vería su apostura, semblante, gesto y vestidura. Todo me hablaría del Sujeto, en su insondable transparencia.
Otro sería también al hablar, no solo en el soliloquio mental sino en voz alta, la que usa todo/a actor/a para desempeñar su rol. Ya conciente de mí, aun con regla imperfecta trataría de medir mis palabras, tarea no menos difícil que conducir un barco a la deriva.
Luego, debería aprender a escuchar a mis colegas del teatro cotidiano. Mantén limpio tu oído, me dijo alguien hace tiempo, y no lo he olvidado.
Por último, me gustaría mantener algunas actividades de mi vida anterior: la de familia en primer lugar, y junto a ella la de habitante de la civitas. También mi trabajo de docente y bibliotecario, que antes me parecían conocidas y ahora tengo que volver a aprender.
¿Vale la pena o no nacer de nuevo?