Contiene crónicas cotidianas y notas al pie de las efemérides locales, actualizando las miradas de época. Se menciona la bibliografía disponible sobre cada tema en las bibliotecas populares de Santiago del Estero.
domingo, 19 de abril de 2020
sábado, 18 de abril de 2020
La Autonomía en cuarentena
Celebramos
este año el bicentenario de la Autonomía provincial, lograda en 1820. Y lo
haremos en una circunstancia especialísima, como es la cuarentena dispuesta por
la pandemia del COVID-19. La pregunta es ¿cómo lo haremos?
Aunque
hasta hoy la cuarentena concluirá el domingo 26 de abril –justo un día antes de
nuestro aniversario- todo indica que será prolongada un tiempo más, de modo que
no podrán realizarse los encuentros presenciales que tendrían lugar en circunstancias
normales. Tengamos en cuenta también que las escuelas están aún cerradas, y que
se recomienda a la población no salir de sus casas.
Este escenario
representa un desafío considerable para las autoridades del gobierno provincial,
del mismo modo que para docentes en todos sus niveles, comunicadores y tod@s
los que amamos la historia de nuestro pueblo, que aprovechamos las efemérides
para revivirla y actualizarla.
Esto
significa que no será posible hacer actos públicos –ni aun con tapabocas- en
ministerios, municipios, escuelas, bibliotecas o plazas.
Cabe
entonces volver a la pregunta inicial: ¿cómo lo haremos?
No
cabe duda de que tendremos que recurrir a los medios de comunicación clásicos –prensa,
telefonía, radiofonía y televisión- en las nuevas formas que tanta importancia
han cobrado estos meses, sustentados en la red virtual de Internet, que llegan
a nuestra mirada a través de la PC, la tablet o el teléfono celular.
En
efecto, por esta vía nos llegan, además de la palabra y la imagen de amigos y
familiares, noticias que no pasaron por la criba de la prensa, artículos técnicos,
voces críticas de movimientos y organizaciones sociales, revistas alternativas
y hasta libros.
Aunque
el bicentenario de la Autonomía ocupa un pequeñísimo segmento dentro de la
gigantesca masa de información que allí se mueve, es de enorme importancia para
la población de nuestra provincia, mucha de la cual reside en otras provincias
y aun en otros países.
Está
claro entonces que debemos prepararnos para tratarla, ya que nos ocupará los próximos
meses.
Creo
que la función que ese tratamiento debe desempeñar en lo inmediato es la de
actuar de medio de enlace (y encuentro) con ese vasto público del que formamos
parte, en el que podemos ser tanto lectores como escritores.
Sería
bueno entonces que algunos sitios web –estatales o no- que asumieran esta tarea
al menos en tres planos:
·
Identificación del material
bibliográfico existente sobre la Autonomía y el lugar –físico o virtual- donde
se lo puede encontrar.
·
Transcripción de los
documentos principales acerca de la Autonomía, entre los cuales está el Acta
del 27 de abril, cuyo texto completo no se encuentra en la web.
·
Colaboración con los y las
docentes que tratarán el tema en el aula virtual, con las dificultades que
supone utilizar este medio.
Este
es justamente mi caso, ya que como muchos otros colegas tengo que aprender a
utilizar el aula virtual, que requiere una plataforma y esta el acceso a
Internet. Mientras aprendo a usarlos pienso en cuántos comprovincianos carecen
de ellos, no solo en el recóndito interior sino también en nuestro barrio.
Siguiendo
las palabras del ministro de Educación Nicolás Trotta la formación a distancia
es el medio para sostener la educación pública mientras las escuelas y colegios
permanezcan cerrados. Con ese fin el ministerio nacional que dirige elabora
cartillas para tres semanas de clase, que los docentes reenvían a los padres y las
madres que asisten a sus hijos e hijas mientras dura la cuarentena.
No sé
el lugar que ocupará la Autonomía santiagueña dentro de ese programa, si es que
tiene alguno. Por lo tanto me pregunto qué hará, qué está haciendo el
Ministerio de Educación de nuestra provincia, que de acuerdo a su condición de jurisdicción
autónoma tiene el poder de decidir lo que contienen nuestros programas de
estudio.
No
dudo que está atendiendo el tema, de modo que esperamos su orientación y su
palabra.
Entretanto,
avancemos en la preparación de nuestra propia clase, que dentro o fuera del
programa tendrá un lugar en nuestro horizonte educativo.
Ese será el momento de escuchar la
palabra de los próceres de la Autonomía, conocer su trayectoria y los
acontecimientos en que participaron con denodada entrega, valorando sus
aciertos y errores y recuperando sus imágenes en medio de las difíciles circunstancias
que afrontaron. Así sabremos que, si hoy estuvieran aquí, nos acompañarían en
este difícil momento.
lunes, 6 de abril de 2020
¿Que te gustaría hacer si nacieras de nuevo?
Si logramos que el Coronavirus no nos mate,
seremos sobrevivientes, así de simple. Nuestra vida, que hasta ayer nos parecía
“natural”, tendrá entonces un valor especial, y será resultado de una conjunción
de varios hechos fortuitos, el principal que no nos contagiamos, pero también
las desconocidas manos del azar, el destino, o Dios si prefieres.
Si logro seguir vivo (toco madera) será como
si naciera de nuevo. Apenas la imaginé, esta posibilidad me pareció
deslumbrante y decidí ponerla en práctica. Aunque seguía siendo un adulto mayor,
ahora tenía la posibilidad de dibujar un horizonte y elegir los senderos que él
me proponía.
¿Qué haría, entonces? Primero me detendría en
las pequeñas cosas, y entre ellas el perpetuo milagro de la vida. En las
mañanas de otoño vería los girones de niebla entre los árboles. Aquí me detendría
a observar la compleja trama de una telaraña, que tanto se asemeja a las redes
de hoy. Allí vería un caracol en marcha, llevando al hombro su castillo y su
armadura, como un caballero medieval.
Por las noches vería aparecer la luna en
cualquiera de sus fases que tan bien reflejan las etapas de la vida: nueva,
creciente, llena, menguante, para luego morir y renacer, mes a mes.
Ya en mi vida gregaria (que mantengo a pesar
de la cuarentena) podría mirar con nuevos ojos (cataratas mediante) al Otro y
la Otra que llegan a mi puerta. Vería su apostura, semblante, gesto y
vestidura. Todo me hablaría del Sujeto, en su insondable transparencia.
Otro sería también al hablar, no solo en el
soliloquio mental sino en voz alta, la que usa todo/a actor/a para desempeñar
su rol. Ya conciente de mí, aun con regla imperfecta trataría de medir mis
palabras, tarea no menos difícil que conducir un barco a la deriva.
Luego, debería aprender a escuchar a mis
colegas del teatro cotidiano. Mantén limpio tu oído, me dijo alguien hace
tiempo, y no lo he olvidado.
Por último, me gustaría mantener algunas
actividades de mi vida anterior: la de familia en primer lugar, y junto a ella
la de habitante de la civitas. También mi trabajo de docente y
bibliotecario, que antes me parecían conocidas y ahora tengo que volver a
aprender.
¿Vale la pena o no nacer de nuevo?
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