jueves, 14 de mayo de 2020

El locro de Don Juan el Zorro


El locro de Don Juan el Zorro

A lo largo de varios días, el clan del zorro había estado recogiendo y almacenando grandes cantidades de comida.

La preparación de la fiesta

Eran los fines del otoño y se avecinaban los fríos. Una mañana Don Juan salió a caminar un poco para no entumecerse y decidió recorrer lo que él llamaba su fundo, aunque sabía que era de la naturaleza, y que él y su clan sólo ocupaban un pequeño lugarcito, que les resultaba familiar porque lo conocían desde hacía varias generaciones: no olvidemos que pertenecían a la Dinastía de los Zorros que había desempeñado un gran papel en el gobierno de la provincia en los siglos anteriores.

Don Juan fue a la represa y vio un flamenco y una garza, sus largas patas en el agua, que sumergían de tanto en tanto el pico en el agua para sacar algo. Cuando ya se iba llegó un ochogo y lo saludó así “Hola hermanito, me alegro de verte, porque sé el papel que desempeñarás en las chacareras de la región”.

Dicho esto pasó al cerco donde los miembros activos de su clan cumplían alguna tarea: carpir con la azada, desmalezar con la pala, sembrar con el palo sembrador y arrojar los granos de maíz (que llevaban en una bolsa que colgaba del cuello) con la mano, a 30 cm uno del otro para permitir el desarrollo de la planta que crecería.

Mientras tanto, otros soplaban en su flauta de Pan, que en este caso era un trozo de caña de 35 cm en el que habían practicado agujeros que según fueran apretados o no con los dedos permitían extraer las notas del silabario musical de los zorros, que según se sabe intercala los tonos altos y ritmados con los graves, más bien decadentes y tristes. Es que en su larga vida los zorros han tenido muchas alegrías y muchas tristezas y les gusta combinarlas.

Es sabido que varios conjuntos musicales de zorros han alcanzado éxito en el escenario apoyando su voz particular (a veces parecen aullidos) con pinkullo, batería y hasta contrabajo. Este último instrumento no fue bien visto por los zorros que encarnan el movimiento tradicionalista, quienes enviaron este mensaje por Twitter: “Si quieren trabajar vayan a otra parte, nosotros tenemos de qué ocuparnos”. Los zorros gustan de la ironía.

Don Juan siguió caminando por el monte, oliendo tarkos y breas, viendo a la araña tejer y a la iguana zigzaguear y al caracol llevar a cuestas su armadura y su castillo. También miró los algarrobos y sus vainas doradas que refulgían al sol del mediodía, que algunas integrantes de su clan, entre las que estaba su hija, las recogían en amplios chusis en que las llevarían al mortero.

Finalmente Don Juan volvió a su rancho, y antes de cobijarse bajo el alero porque apretaba el sol pasó por la troje donde acopiaban los frutos de la tierra, desde el maíz a las cucurbitáceas, elevada a un metro del suelo para protegerlas de las jaurías de majanes (chanchos del monte) que a veces avanzaban sobre las casas comiendo todo lo que podían comer. Eran más peligrosos que los Lules, zorros del Tucumán que además de papas y zapallos robaban mujeres.

Viendo la troje repleta Don Juan se solazó de su suerte y recordó el refrán que solía decir su mamá zorra: “El que guarda, tiene”. Sentado ya en su mesita preferida que daba hacia el suroeste, dejó correr sus pensamientos como si fuesen aguas del río, en las que sumergió el cuerpo de su otro yo para ver si sacaba algo. En una experiencia anterior, cuando era zorro joven, había extraído de las aguas, mediante caña, hilo y anzuelo (sin carnada) un pescadito de plata.

Sabía Don Juan de la magia de los pensamientos y mientras tomaba un aperitivo –cañito de tequila José Cuervo- entró en la corriente de su imaginación, como si fuera una ducha y él estuviese en la bañadera. En la extraña sensación de libertad que eso le daba, columbró un proyecto: “Voy a hacer un gran locro para el 25 de mayo”. Era muy patriota y le gustaban tanto las efemérides como la gastronomía.

Cuando salió de su ensoñación buscó su libro de recetas y encontró la que le había pasado su comadre Doña Chuña meses atrás. Leyendo con atención la lista de ingredientes observó que además de zapallo, trigo, porotos y carne llevaba como aderezos sal, chile poblano (su comadre había viajado a México) y bigotes de león, que según ella le daban ese sabor salvaje que tanto gusta a los zorros de buen paladar.

Decidido a probar esa receta, Don Juan se sumió en profunda meditación; tenía todos los elementos (recordemos el acopio de reservas que había hecho su clan) salvo bigotes de león. ¿Dónde los conseguiría? Inmediatamente se le ocurrió invitar a su Tio León a comer el locro y aprovechar para cortarle unos bigotes. Pero había un problema, y era cómo hacerlo. Quedaba descartada la fuerza, en la que el Tío superaba a toda la fauna del monte. Solo quedaba recurrir a alguna estratagema –en las que su clan, y él mismo- tenían experiencia. Se estaba ya poniendo el sol cuando Don Juan encontró la solución. Se rió por lo bajo y luego se acostó a dormir.

Cuando amaneció tomó unos mates y envió por whatsapp este mensaje: “Buenos días estimado Tío. Deseo esté pasando bien la cuarentena. Me alegró la noticia de que el Gobierno del Monte (vi su firma en el decreto) autorizó la realización de reuniones, así que nuestro clan decidió organizar un locro para celebrar el 25 de Mayo y quería invitarlo a que nos acompañe. La Comisión de Damas me informa que el acto comenzará a las 10 h con juegos para niños; a las 11 h los discursos (vendrá el Don Suri el Intendente en representación del Gobernador Don Reinamora), y luego del desfile una escena de teatro participativo (idea de nuestro clan ya registrada con ISBN), carreras de embolsados y de sortijas. Habrá conjuntos musicales y pista de baile. El locro se servirá a las 14 h. Lo espero. Su sobrino Juan”.

Pocas horas después recibió la respuesta “Gracias sobrino por el convite allí, estaré. Me viene muy bien porque como sabes en fechas patrias y religiosas no se permite salir a cazar así que ese día (cae lunes) no tengo nada que hacer. Saludos del Tío”.

El tinkunaku del 25

El 25 amaneció soleado y fresco. Arrebujado en su ponchito de vicuña Don Juan salió a recorrer los alrededores de su rancho para ver cómo estaba todo. Era costumbre de su clan levantarse temprano. Ya estaba prendido el fuego para la olla del locro y en el horno para las empanadas. El escenario estaba en un montículo, y ya instalados el micrófono, los altavoces y la cámara que transmitía en directo a Canal 7 y C5N con la conducción de Don Ocaranza, el Bagre Lagunero, por cierto que a distancia ya que reside en Río Negro.

El Tío León llegó temprano, saludó a toda la familia después se sentó a conversar con Don Juan y otros vecinos en sillas de tiento mientras tomaban mate que les cebaba la Niña Perdiz. Los discursos fueron encendidos y despertaron el fervor patriótico de los concurrentes. Después de los aplausos vino la carrera de sortijas conducida por Don Caballo Mema, y luego la de embolsados, que ganó la Tía Rana por varios saltos.

Le tocó a Mamá Zorra, la dueña de casa, anunciar que comenzaba el teatro participativo que coordinaba Sofía Tijereta que acababa de llegar de la capital, donde se desempeñaba como productora de televisión, gran mérito de su carrera que había comenzado con el humilde oficio de peluquera. Fue muy aplaudida y agradeció con una grácil inclinación y aleteo de su cola. Como sabemos, sus atractivas formas seducían a los espectadores varones y daban envidia a las mujeres.

Sofía observó atentamente la fisonomía de los presentes, y luego se acercó a cada uno y le dijo al oído el papel que le tocaba representar. “Usted da para el papel de intendente” le dijo a Don Suri, y a Don Juan “Usted representará el rol de zorro viejo”, y así sucesivamente, pasando por Tía Rana y Doña Chuña, que harían de rana y de chuña respectivamente. A Don Sapo Curioni, que tenía ya guitarra en mano, le dijo “Usted será cantor”. Todos se admiraban de la penetración del juicio de Sofía, debido a su experiencia en el casting de diversas series.

Cuando llegó al Tío León lo miró atentamente revoloteando a su alrededor y por primera vez demoró su apreciación. Don Juan, que estaba a su lado, aguzó el oído y pudo escuchar lo que le decía en secreto: “Usted tiene el perfil adecuado para representar al Rey León y le auguro un gran éxito en el cine”. El Tío sonrió, complacido por el halago, y preguntó a Sofía en voz baja: “De acuerdo. ¿Qué tengo que hacer?”. Ella le respondió: “Nada en especial. Simplemente sea usted mismo y todo estará bien. Solo que... hay un pequeño problema”. “¿Cuál?” preguntó el Tío, y escuchó. “Tiene que mejorar un poquito su imagen. No solo está despeinado sino que sus bigotes están demasiado largos. Se lo advierto ahora, porque la luz del set no perdona esos detalles. Si usted quiere lo arreglamos en un minuto”.

El Tío asintió moviendo orgulloso su cabeza mientras Sofía en mucho menos de un minuto lo peinó y con su afilada cola de tijera le recortó los bigotes, cuyos trozos fueron recogidos en una patena que sostenía la Niña Perdiz, que había sido instruida para este momento, llevando también un espejo de mano en el que el Tío pudo observar la nueva imagen que mostraría en las tablas.

Mientras sonreía por dentro –lo que le sucedía a menudo- Don Juan se levantó sin que nadie lo advirtiera –era sigiloso por la naturaleza de su clan- se acercó a la olla del locro junto con la Niña Perdiz, y tomando de la patena uno a uno los pelos del bigote de su tío los arrojó en su humeante contenido, que luego revolvió con una cuchara de madera de itín.

Luego retornó a la obra y pudo decir a tiempo su bocadillo, que consistía en unas coplas.

Al celebrar este día
los detalles yo me ahorro:
mi corazón, de alegría
salta. Soy un viejo zorro

de Santiago del Estero
que conoce de la suerte:
gané, perdí, nada espero
salvo el amor y la muerte.

En tiempo de cuarentena
la voz de la Patria llama
a dejar atrás las penas
y lanzar nuestra proclama:

libre el monte de ese mal
de hachas y de invasores
que llevan nuestros valores
convertido en capital.

Allí seguía Doña Chuña, que se expresaba en verso libre:

Soy parte de la fauna del lugar y formo parte ya de la familia
y hago aportes que creo necesarios para el alerta diario de la vida.
Si alguien viene lo saben por mi voz que lo declara
con grito inolvidable
y con mis largas patas lo transporto
de un lado al otro. Hoy soy la mensajera
de lo que dijo en niña nuestra Patria: libertad.

No se hizo esperar la intervención de Don Suri

Como me toca ser el intendente
todo mira del mundo mi pescuezo,
casi vuelo andando entre mi gente
y a la lluvia la anuncio con mi paso.

También hago mi vida de estudiante
del curso de soneto que da Tasso
donde aprendí algo de Almafuerte
y pude conocer a Garcilaso.

Don Reinamora mándales saludos
no les puedo contar lo que me dijo
porque tenía puesto el barbijo.

Convoco así a todos los vecinos
y vecinas del pago de Don Juan
a amar y defender este lugar.

A la Niña Perdiz le tocó ser you-tuber y presentó la primera parte de su nuevo canal.

¡hola! te saludo con minúsculas porque así hablo y escribo desde que leí al poeta e.e. cummings, te haré en pocos minutos cien preguntas para saber quién eres, como te ves en el espejo, si has estado enamorado, de qué te arrepientes, si eres virgen y cosas así. no te asustes y prepara a tu otro yo para dar respuestas rápidas y veraces. Ahora pasaremos a la receta del día: una medida de licor de huevo, dos de tequila, hielo granizado y revolver bien. acompañado por una chalita de loreto es muy valorado como copetín en la región de los zorros. después me cuentas que te pareció y pronto te contestaré, ahora pasamos a las noticias...

Así prosiguió esta parte del acto hasta que llegó el momento de servir el locro, en pequeños cuencos de cerámica que cocían en su propio horno, industria que habían aprendido los zorros de los primeros pueblos que habitaron la región. Fueron platos generosos porque Don Juan había calculado bien las proporciones, y disponía de una olla grande que había heredado del Regimiento donde hizo el servicio militar y se graduó como subteniente en su juventud, por lo que pertenecía a la reserva y se encontraba siempre dispuesto para la acción que reclamase el servicio a la república argentina y a las provincias unidas del monte, fueran guerreras o pacíficas, y aunque prefería estas últimas Don Juan estaba siempre preparado para las primeras con lanza, lazo y boleadoras –a más de sable, cota y armadura que conservaba de sus abuelos- que prefería a las armas de fuego.

Todo su clan odiaba el arcabuz, fusil, carabina, rifle, escopeta, revólver o pistola, muy utilizados a lo largo de la historia reciente de la humanidad que habían causado grave daño no solo a su especie sino también a sus hermanas de la República del Monte que anhelaban construir alentadas por el grito libertario del 25 de mayo de 1810.

El Tío León comió tres platos, acompañados por Malbec que habían traído las carretas desde La Rioja y después de relamerse dijo lo siguiente.

Muy rico el locro sobrino, ahora se lo aseguro
-después le preguntaré los elementos que ha usao-
Y solo les digo ahora que soy un rey pasajero
otros me sucederán como siempre ha pasao.

En la sobremesa musical bailaron en patio i’tierra como quiere la costumbre y cuando estaba por ponerse el sol comenzaron a retirarse los invitados. Al despedirse dijo León: “Juan no te olvides de pasarme la receta del locro” a lo que respondió “Como no Tío, se lo cuento otro día porque ahora se ha hecho tarde”. Los que conocían la expresión de su rostro notaron que sonreía con picardía.

sábado, 9 de mayo de 2020

Pensando en pasado mañana


Lo digo así porque nuestro mañana está limitado a la pregunta ¿cuándo terminará la cuarentena? Pues bien, con confianza en que concluirá algún día –que nadie puede predecir- la cuestión es qué sucederá al día siguiente.
Pienso que para ese día debemos prepararnos, un buen ejercicio para niños y niñas de todas las edades, incluyendo a los adultos mayores. Requiere pocos instrumentos: una hoja de tu mente en blanco, en la que escribirás con el lápiz de tu imaginación.
Yo me ayudo con papel, lápiz, goma de borrar y regla de plástico. Es cierto que parece un juego pero en realidad es el diseño de un proyecto político. Cuando empiezo me siento acompañado por los visionarios de todos los tiempos, personas como nosotros que un día abrieron las ventanas de su mente hacia un tiempo por venir.
Muy larga sería la lista y no quiero aburrirte hablando de Nostradamus, Julio Verne y Herbert George Wells, así que manos a la obra. Colocando la hoja apaisada trazo una línea recta en la mitad. En el extremo izquierdo escribo Presente, y en el derecho Futuro. El primero dice cómo ves las cosas hoy, y el segundo como querrías que fueran.
En la columna central anoto las tareas necesarias pasar de un tiempo a otro, en la parte superior de la línea las “grandes” y en la inferior las “pequeñas”, entre las que están las que tú mismo puedes hacer.
Como ejemplo te cuento el ejercicio que hice esta mañana.  ¿Qué te parece difícil el futuro? También a mí, que sueño en los límites de una hoja. Luego analizarás los obstáculos que se presentan al futuro que te imaginas. ¡Ojalá te interese esta tarea de cuarentena, y hasta la próxima!
Jugando a pensar lo que vendrá

Presente


Al menos un 25% de la población de Argentina padece insuficiencia alimentaria y hambre.  En un país de gran territorio y tradición agropecuaria esto es una deuda social y un desafío a nuestra capacidad organizativa que hay que resolver a corto plazo.  
Tareas
Grandes
Poner límites al capitalismo depredador, contaminador y excluyente.
Reforma agraria que permita una mejor distribución de la tierra abriendo el latifundio a la pequeña propiedad.
Políticas alimentarias que regulen la producción industrial y el comercio.
Políticas urbanas que estimulen la vida rural comunitaria.
Políticas ambientales que defiendan la naturaleza.

Futuro

Hambre y sed 0.
Alimento y salud para toda la población cumpliendo el mandato constitucional, las recomendaciones de ONU-FAO-OMS y las orientaciones de todas las religiones y credos.
Avalada por la obra de revolucionarios, estudiosos, escritores y poetas de todo origen.
Pequeñas
Fortalecer la economía sana, ética, solidaria y popular.
Difundir el modelo de la vida familiar y grupal autosuficiente,  productiva, integrada a la red urbana en la comunicación y el comercio, con personalidad institucional y política.
Investigar el potencial de nuestros recursos naturales y aprovecharlos, defenderlos y multiplicarlos.
Difundir la obra de Charles de Foucault, Mahatma Gandhi, Josué de Castro, Albert Schwaitzer, Florence Nightingale, Abate Pierre, Carlos Mujica, Teresa de Calcuta y otr@s.



sábado, 2 de mayo de 2020

El futuro de nuestros cuerpos


Quería escribir sobre el futuro de nuestros cuerpos luego de la cuarentena, y de pronto me di cuenta que debía hacerlo en tiempo presente, porque el futuro ya está aquí.
En efecto, nuestros cuerpos están encerrados en esa especie de prisión domiciliaria que es nuestra casa. ¿Que podemos ver el mundo a través de una pantalla o escuchar sus voces por la radio? Sí, pero se trata de una apariencia del mundo real, semejante al resplandor que viene de afuera, como en el mito de la caverna que imaginó Platón para mostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una caverna desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real.
Con excepción de los servicios de salud, seguridad y limpieza la sociedad está desmovilizada, y hasta inmovilizada. Tanto estudiantes como docentes añoramos el aula real –que estará cerrada un tiempo más- y debemos contentarnos con la virtual que nos reúne aunque estemos separados. 
Más allá de esta posibilidad, muchas otras cosas les están vedadas a los cuerpos, que son la manifestación física de los sujetos (nunca más acertado el sustantivo) que en definitiva somos los ciudadanos de todo género y edad.
Por ejemplo, están interrumpidos (o clausurados por el momento) los movimientos sociales que acompañan revoluciones y demandas de todo tipo. No podríamos reunirnos frente al Cabildo para lanzar el primer grito de independencia el 25 de mayo de 1810. Tampoco declarar la Autonomía provincial el 27 de abril de 1820, que requirió juntas de vecinos y acciones militares que por definición son grupales y colectivas.
Ya en el presente, no podríamos participar en las marchas de la justicia o reunirnos en la Plaza del Maestro para condenar una vez más las violencias de la dictadura y recordar a nuestros hermanos y hermanas desaparecidos.
Las restricciones existen también en el campo de las creencias religiosas, la sociabilidad cotidiana y hasta el amor, que no son menos importantes que la economía y el fútbol, dos tótems de nuestra sociedad a los que rinden culto los analistas de los medios.
Para quienes practican una religión, la concurrencia a los templos está aún tan lejana como la tribuna de un campo de juego.
Prevenidos ante el riesgo de contagio, los cuerpos temen a los cuerpos y se protegen por tapabocas y distancia de un metro y medio, como recomienda la OMS.
¿Qué pasará –qué pasa ya- en nuestras relaciones cuerpo a cuerpo? Ya nos hemos prohibido el abrazo, y el codo reemplaza a brazos y manos (que deben lavarse con frecuencia, también según la OMS)
El sexo práctico, desde el beso al coito, son ahora riesgosos.  El mosquetero D’Artagnan, uno de los tres que describió Alejandro Dumas en su novela de 1844 ¿se atrevería ahora a besar a madame Bonacieux en una oscura esquina de París?
El baile y el beso robado, como el encuentro casual con otros cuerpos, son ahora peligrosos y nos sumergen en el agitado mar del posible contagio.
Como en tantos otros aspectos no es posible más que aventurar hipótesis sobre el futuro.
Soledad, solidaridad, relaciones confiables y autocuidado son prioritarios en este momento. Ya veremos que sucede después.