Para
estar a tono con la crónica y el tema del día me ocuparé del Coronavirus, que
tantos problemas causa y se ha convertido en el eje del discurso mediático, y
aun el cotidiano entre familiares, amigos y vecinos, con los que ahora mantenemos
distancia.
1.
Se trata de un momento social inédito por muchas razones. Una de ellas es la
existencia de la prensa y las redes virtuales de comunicación, que no existían
en 1871, cuando se produjo la primera epidemia de fiebre amarilla que afectó a
la ciudad, seguida por otra y luego por el cólera. Me baso en los datos del Dr.
Vicente Oddo en su “Historia de los médicos y la medicina en Santiago del
Estero”.
Luego
vino el asedio del paludismo, que también produjo endemia generalizada y
muertes. Recordemos que lo afrontó el Dr. Antenor Álvarez con el saneamiento
del actual Parque Aguirre, que entonces era una laguna poblada de mosquitos,
mediante la plantación de eucaliptus, cuyas raíces son grandes absorbentes de
agua.
¿Hubo
otra enfermedad significativa en nuestra provincia y la región? Sí, fue el mal
de Chagas-Mazza, contagiado por la vinchuca, que habitaba los ranchos de las
familias rurales y de menores recursos.
Como afección de pobres, fue invisible hasta que la gestión del Dr.
Ramón Carrillo en los años 40 y 50 del siglo pasado.
2.
Ahora intentaré ver los aspectos positivos del Coronavirus, porque pienso que
la pandemia no debe convertirse en un pandemónium. En primer lugar destaco su
carácter democrático, pues no diferencia entre razas, etnias, nacionalidades y
niveles sociales.
Luego
destaco que defenderse de él, o prevenirlo, se ha convertido en una causa
común, que supera las fronteras de clase, ideologías y mentalidades, que tan
frecuentemente nos dividen. He aquí que el enemigo nos ha dado la oportunidad
de unirnos, como nos sucedió a comienzos del siglo XIX cuando los pueblos
americanos desafiamos el poder de la Corona española, lo que fue un aliciente
para adquirir conciencia no solo de nuestras fuerzas sino también de las
identidades nacionales y provinciales que nos sustentaban.
El
obstáculo (la valla) estimula el salto para superarlo. En medio de una sociedad
dividida por la política, el fútbol o las clases, el Coronavirus ofrece una
posibilidad –que también es una exigencia- para pensarnos en conjunto.
3.
El Coronavirus nos propone también un aislamiento productivo que adultos y
niños debemos aprender. Artesanía, huerta y lectura se convierten ejes del
“estar en casa” que nos reclama el momento.
Propongo
aquí el contacto con la biblioteca popular más cercana a nuestra casa. Como
integrante de una de ellas, la llamada Amalio Olmos Castro, te cuento que todas
tenemos sistemas de préstamo de libros a domicilio
Por
último, es un desafío para la imaginación y el día a día de nuestro cotidiano
vivir. Aprovechémoslo pues para estimular nuestra capacidad de hacer en el arte
de vivir, crear y aprender a saludarnos con el codo.
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